Me acepto y me apruebo tal como soy
Libera tu camino.
“Me acepto y me apruebo tal como soy”, es una frase de Louise Hay que me hizo mucho sentido cuando comencé mi camino de crecimiento personal. Si nos tomamos un momento para vernos retrospectivamente, veremos que muchas veces quisimos cambiar, sanar, pero sin aceptarnos tal cual somos en realidad. Por querer ir rápido, nos negamos de nosotras mismas, rechazamos nuestras partes heridas, nos mostramos perfectas y fuertes por ‘necesidad’ de seguir agradando a los demás para que nos acepten, o por no querer lidiar con nuestra propia vulnerabilidad.
Sea cual fuere el motivo, la clave es dar con quiénes somos en realidad cuando nos miramos fuera de toda estructura, y apreciamos nuestra verdadera esencia. Al principio, nunca es fácil, venimos de culturas donde se nos recalcó desde niños nuestros defectos, nuestros deseos de no perpetuar lo que veíamos roto. Pero tantas veces nos dijeron que estábamos equivocados que inconscientemente terminamos con un rechazo hacia nosotros mismos, una desconexión de todo nuestro potencial, nuestros valores y sueños.
¿Cómo nos salimos de ese modo automático?
Yo lo que siempre propongo es ir al origen, recorrer la esencia de aquello que nos resuena a nosotros como nuestra verdad, pero no aquella que nos instauraron en nuestro sistema de creencias, sino aquellas que podemos identificar como nuestro corazón. Es ver ‘todo el pack’, afrontar nuestra vulnerabilidad, revisar nuestros traumas, dolores, negatividad, inseguridades, heridas, para luego poder ver nuestra luz, ese ser que está escondido, queriendo vivir pero que no se anima.
Ese niño que alguna vez fuimos, está en nosotros, nada más que es la misma persona en esencia, con un montón de vivencias que le destruyeron el mundo. Es abrazarse internamente, reconocerse y traerse al aquí y ahora, aceptándonos en todo nuestro ser. Cuando lo hagas podrás vivir más a gusto contigo misma, con más alegría y también aceptando a los demás, aceptando que nadie es perfecto y que cada uno lleva y tiene una historia y la transita como puede, como siente o como cree deber. Aceptarse a uno mismo, es validar que nada es perfecto y que no hay una única verdad.
A medida que me acepto, me voy queriendo cada día un poquito más, alegrándome por mis logros y apañándome en mis tropiezos. Entiendo que no le puedo caer bien a todo el mundo y eso no significa que sea ni más ni menos que otros. Y comprendo que al aceptar y aprobarme tal cual soy, comienzo a reconocer quien realmente soy para dar luz a mi camino y aquello que en él quiero crear.
Patricia Mamana | Terapeuta
Sanación | Armonización | Lectura de Aura
Terapia Integrativa de Luz Dorada
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