Una madre que se ama
Sanando el vínculo con nosotras mismas, sanamos el de nuestro linaje.
Muchas madres tienen inoculada la vieja creencia que “primero mis hijos y después yo”. Desde chica nunca entendí esa creencia, porque si veía a mi madre frustrada, veía claramente como esa frustración pasaba a nosotros, lo cual denotaba una incongruencia con ese ‘deber ser’ latente.
Sin embargo, también está alimentado por distintos libros de autoayuda sobre la educación de los niños o de cómo llevar adelante la maternidad. Casi ninguno habla de que si la madre se conoce y aprovecha el vínculo con el hijo, él será el mejor espejo para saber qué heridas aún quedaron abiertas para poder sanarlas. Y así, consciente o inconscientemente en lugar de sanarlas, se perpetúan.
Cuando se es madre, automáticamente comienza a emerger la infancia vivida, con sus dolores, sus pérdidas, sus llantos no resueltos… Sin ir más lejos, a veces pienso que la depresión post parto es nada más ni nada menos que la infancia no sanada de la madre. Y desde que me dedico a las terapias lo veo claramente.
Por eso cuando una madre se preocupa ya sea por una enfermedad, o un problema conductual, lo ideal sería que se preguntara primero por cuál situación está pasando internamente: que stress está reviviendo (sin tampoco pedir que vaya a analizar su infancia íntegramente), pero sí que reflexione que está pasando en el día a día.
¿Por qué? Si la madre estuviera más atenta a su sentir, a estar más conectada con ella, a aceptar que no es la madre perfecta, y que también pasa por altos y bajos y decidir por amor propio estar en primer lugar y desde ahí entregarse a su hijo, todo sería más fluído. De hecho, cuando hago sanación a una madre, ella puede darse cuenta cómo su hijo se calma, porque el hijo resuena con las emociones de la madre.
Hay madres jóvenes que están muy conectadas con ellas mismas, y están abiertas a revisar su infancia, y las veo que tener hijos no les genera ningún stress. Al contrario, van con el fluir de la vida y se ven chicos muy alegres y relajados. Y esa es mi recomendación a cualquier madre, que se busque, que se acepte, y que sea ella misma, buscando ser la mejor versión de sí para sí misma y su hijo, al mismo tiempo que se sanan heridas pasadas que ya bien podrían cumplir su ciclo final.
Si quieres ser o eres madre no te pierdas la oportunidad de disfrutar plenamente de la maternidad y tu hijo, desde tu viaje interior, porque de esta manera estarás “vacunando a tu hij@ contra la baja autoestima”.
Patricia Mamana | Terapeuta
Sanación | Armonización | Lectura de Aura
Terapia Integrativa de Luz Dorada
WhatsApp | 56 9 5103 0761