Si me preocupo no me ocupo
Sobreanalizar nos paraliza.
Cuando nos preocupamos, estamos en nuestra mente. Cuando nos ocupamos, estamos aquí y ahora haciendo algo al respecto.
Cuando nos preocupamos por algo, estamos en estado de alerta, nos lleva a elevar la adrenalina, la inseguridad y la desconfianza, provocándonos stress que no lleva a un fluir y a encontrar las respuestas en forma más rápida. La preocupación, como el miedo al fracaso, nos desconecta de nuestro poder personal.
Durante muchos años la preocupación se ha tomado como un signo de ‘estar pendiente’ del problema que afrontamos nosotros mismos o tal vez un ser querido. Tal es así, que está tan inoculado en la sociedad que no demostrar caras de pánico, miedos o imposibilidad de dormir en la noche es una señal que se interpreta por el resto como desinterés o desconsideración ante todo.
Me acuerdo que cuando era chica me decían «a vos se te puede caer el techo encima y ni te inmutás» y yo me preguntaba «¿y por qué tendría que vivir en estado de alerta?». Bueno, tanto que me lo dijeron que viví durante muchos años preocupada, copiando el modelo que me habían impuesto, y al final, si no me veía nerviosa llegaba a sentirme como si no estuviese viva…
Así es como funciona el arraigo sociocultural que nos desconecta de nuestra verdadera sabiduría interna y nos lleva a repetir el modelo. Lo bueno es que los tiempos cambiaron, y estas falsas creencias se están cayendo, pero también es tarea nuestra dar con nuestro propio camino para vivir estos tiempos maravillosos conectados con nuestra singularidad, donde están todas las respuestas, la seguridad en nuestro camino y nuestra confianza que nos empodera.
De todas maneras, no es que hay problema si ante una eventualidad nos ponemos nerviosas o nos agarra incertidumbre, es parte del proceso. El tema es cuánto tiempo voy a llevarme por estas emociones, en vez de pensar que cada problema tiene una solución para enfocarme en ella. El punto de partida es entender que siempre que una situación te descoloque, traerá un aprendizaje y un redescubrimiento de todo tu potencial.
¿En cuáles aspectos de la vida te preocupas más? ¿Te animarías realmente a sanarlos? ¿Cómo lo harías?
Comparto esas preguntas porque siempre son buenos puntos de partida en las terapias. En mi caso, de a poco voy volviendo a esta capacidad innata del ser humano de confiar en todos los aspectos de mi vida, que más que un escollo, es simplemente una oportunidad de activar mi creatividad e ir liberando esas capas de “no puedo”, que ahora sabemos que vienen de nuestra infancia, de historias familiares y hasta incluso de vidas pasadas.
Te invito a recorrer ese camino y a reconectar con tu poder personal, depurando aquellas restricciones que autoimponemos a nuestro poder personal.
Patricia Mamana | Terapeuta
Sanación | Armonización | Lectura de Aura
Terapia Integrativa de Luz Dorada
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